Forma y contraforma son entes independientes que alcanzan su esplendor formal y semántico con la superposición, por lo que la construcción del carácter no se limita al flujo del trazo sino también —y sobre todo— a la elección de forma y contraforma. A su vez, la construcción de la contraforma no se limita a la mera inversión de la forma, pues es en sí misma una forma que interacciona con el medio y emerge del mismo. Una contraforma que como unidad no tiene límite físico exterior, pero que por contra se adhiere y se aferra a la forma en el interior.
De la misma manera, cuando se combinan las letras formando palabras, las formas crean nuevas contraformas entre ellas que definen y limitan el espectro del espaciado. Estas contraformas, diferentes a las contraformas originales, no hacen sino enriquecer el conjunto y esclarecer el sentido mismo de las formas participantes.
Autor: Pedro Arilla
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